lunes, 14 de noviembre de 2011

Con la ocho nos dieron por el ocho.



CON LA OCHO NOS DIERON POR EL OCHO.

No soy antitaurina, soy pro toros.

Es como decir soy quiteña, soy mujer, soy vianney.

Si pues, he nacido con algo que no sé cómo llamarlo pero me duele ver como sufre un animal.

No es cuestión de resentimientos sociales, porque muchos de los taurinos, que se creen más españoles que el Rey Juan Carlos, piensan que los antitaurinos (pro toros en mi caso) somos gente que sin dinero para entrar a la plaza nos ensañamos con los que si tienen, y claro no puedo negar que hay gente así, pero yo Vianney, no lo soy.

Soy pro-toros, porque amo a los seres vivos, debo reconocer que amo a los animales más que a ciertos seres humanos, porque en ninguna especie animal, se mata por diversión, solo en la nuestra, porque me parece un insulto decirle a alguien burro, mientras que es una verdadera ofensa decirle a un animal, humano.

Mi ciudad fue indígena antes de ser española, y luego mestiza, si vamos por tradiciones, cuando los Quitus (de ahí viene el nombre de Quito) eran señores de estas tierras, sacrificaban a las vírgenes y a los presos de guerra para sus dioses, entonces por tradición deberíamos seguir haciéndolo, como por tradición deberían seguir matando en Roma a los cristianos, como en la edad media deberían seguir matando a los librepensadores por herejes.

Nos dieron la oportunidad el 7 de mayo de votar por “evitar la muerte de un animal en público”, desde ahí ya está mal hecha la pregunta, no es culpa del alcalde ni de los concejales, es culpa de autoridades más altas porque como nos habremos dado cuenta, esa consulta y esa pregunta son una manipulación completa.

Querían quedar bien con unos y con otros y ahí está, no quedaron bien con nadie porque los antitaurinos siguen en contra de la feria Jesús del Gran Poder y los taurinos tendrán un “espectáculo” incompleto. Si los que van se respetaran un poco, no irían, porque ha de ser como ver un partido de fútbol pero que sepan que no va a ver goles, osea una mamarrachada, una pantomima.

Pero claro que ha de estar llena la plaza de toros, porque los noveleros son más, y los que llenan la plaza son 90% noveleros, gente de la clase media, que busca aceptación de la clase alta, sin saber que ellos son despreciados , porque siempre van a ser arribistas, aunque vayan a los mismos lugares o hasta vistan la misma marca de ropa.

Y así estarán vestidos de cowboy, tomando vino en bota, disfrutando del “ambiente”, alado de la banda de pueblo, que solo se baila cuando estás borracho o en las fiestas de Quito, y gritando ole sin sentido , sacando pañuelos blancos a cada rato, sintiéndose más porque están ahí. Pobres vidas desgraciadas y vacías.

En mi vida tolero muchas cosas, pero el maltrato a un ser vivo no y de ninguna manera. Si dos idiotas quieren golpearse, como en el box, hasta me divierte, son dos humanos con conciencia, haciéndose daño por voluntad propia, pero el toreo es un humano aprovechándose de un animal, para beneplácito de un grupo de gente que ni sabe a lo que va, que ni sabe lo que es, que solo busca ser notada de alguna manera.

No pretendo ser radical, porque es claro que no todos los taurinos son noveleros, hay pocos, muy pocos ,que lo son por convicción, por tradición verdadera , pero la mayoría no y eso me jode, que un animal muera porque haya gente que necesita ser “alguien”.

jueves, 3 de noviembre de 2011

A todos nos agarró la temblorina


A todos nos agarró la temblorina.

Qué hora también sería, cuando sentí que mi cama se movía , las nueve creo y medio dormida me levanté medio soñando medio despierta, porque mi papá me gritó “ tembloooooor” y chuta bueno para un sábado, a esa hora me parecía hasta de madrugada.

Así pues medio somnolienta baje , a hacer qué? No sé, solo sentí que cuando caminaba por las escaleras mi casa se movía como montaña rusa, ya han de decir que exagerada, pero bueno así es , es que no había vivido algo parecido, los cinco segundo que dicen duró el temblor, parecieron una eternidad porque con lo que me cuesta levantarme de repente me hallaba en mi patio frotándome las lagañas analizando recién que “tan” estaba pasando.

Y así nos tocó a los quiteños y a los que viven aquí con el temblor, es que eso no pasa tan a menudo y menos cuando parece que alguien te sacude la casa como cuando mi abuela me hacía el “shungo levanta”, pero yo tan adicta al blackberry ya andaba tuiteando en vez de irme a guarecer “mas sea” bajo una puerta y es que fuerte mismo fue el temblor que media ciudad en sábado ya andaba despierta y comentando acerca de lo sucedido. Una amiga me decía, no sé si seguía borracha o mi mamá me despertaba a patadas pero igual salí corriendo.

Bueno, no habría de sorprenderme Quito está construida entre quebradas rellenas, de hecho Quito era una laguna( por si acaso para los que no sepan) y las placas tectónicas y no sé cuantas maravillas más nos afectan pues. Y bueno después del susto vino el gusto, porque aprovechando la madrugada de nueve am y para que no coja el espanto me fui a disfrutar de la mañana y respirar el aire puro que hay antes del medio día.

Pero ya pensando concienzudamente, hace un par de meses andaba el “buen” alcalde Barrera con la lumbrera de séquito que tiene de concejales (no todos) diciendo que va a pagar un análisis técnico, maravilloso y millonario, para ver si en Quito se puede construir un “subway” y después del temblor no pude más que reírme de eso y decidir que cuando ese medio de transporte masivo exista no me he de subir porque mínimo conozco el centro de la tierra en un derrumbe o se me viene la ciudad encima.

Yo sé de geología, ingeniera civil o lo que sea, lo que sé de matemáticas puras o sea cero, bien me va de abogada, pero digo, sentido común no más se necesita para saber que en Quito un tren subterráneo no funciona ni con funcionadora. Nuestro subsuelo es más inestable que una mujer con SPM, pero bueno si tenemos que pagar varios millones de dólares por un estudio que concluirá en lo obvio, paguemos, al fin y al cabo para algo que sirva lo de la zona azul, que recorta calles pero crea parqueaderos, algo así como hacer bulevares (y hacer gala de eso en un spot publicitario) mientras que las calles están llenas de baches…. En fin, bonitas las veredas, bonito el pico el placa y bonito el tráfico a todas horas.

Y hablando de cosas bonitas, que lindo que ha estado Quito estos días, con nevados y volcanes que muestran su esplendor, con soles que hacen desmayar a los guaguas y a otras guaguas les hacen vestir como que estuviéramos en la playa, así que contentos todos, los mirones de los paisajes y los mirones de los escotes pronunciados.

Bueno, después de hacer estos agudos y varios comentarios, he concluido que mi pijama no está presentable para salir en público en desastres naturales varios y que cuando haya tren subterráneo he de ir a conocer por novelera pero seguiré usando el trole, apretujada, manoseada y hasta robada pero al fin y al cabo “segura”.

Que viva don Augustito y sus inteligentes ideas!