Volviendo al tema del blog algunos
meses después de muchas cosas acaecidas en mi vida, heme aquí en este mundo virtual
para presentar la guía rápida (dentro de lo que cabe el término) para recuperar mis documentos perdidos hace
una semana en alguna parte de esta Franciscana ciudad.
Entre todo lo que se me perdió y es
recuperable citaré lo más importante
Cédula de ciudadanía, papeleta de
votación, tarjeta de débito del banco y el cárnet que me acredita como una
abogada en funciones (sin muchas funciones en la actualidad)
Empezamos.
Fila cero: Lo más importante ante
todo es sacar la cédula de ciudadanía, pero ojo, mis queridos lectores, primero
hay que hacer la denuncia porque algunos de los documentos exigen ese preciado
pero inútil documento (porque nunca vas a recuperar lo perdido) para que puedan
devolvértelo, así que sin cédula y sin denuncia en este mi pequeño mundo de la
mitad del mundo, puedes existir pero no eres nadie. Este documento de magna
importancia constituye también un trámite de magna paciencia.
Para la denuncia se ruega acudir a
la policía judicial (Roca y Juan León Mera) o a la fiscalía (más arribita de la
policía judicial), los horarios de atención en el primero son de 8 a 17 y de
18 a 22 y en el segundo de 8 a 16 horas.
Para todos estos trámites os
recomiendo ir con un buen libro, celular con internet o una buena compañía, si
son comilones con algún bocadillo y si son asquientos ,se fregaron, porque los
olores son de lo lindo, y no olviden: paciencia, paciencia, mucha paciencia y
cierto, siempre con precaución porque como dijo el amigo que me acompañó a
hacer la denuncia -aquí huele a crimen- y tienen algunos “carecrimen”, y a las
señoritas les ruego ir en compañía masculina para evitarse los “reinita le
ayudó” o “pase pase mamita” o las miras lascivas que incluyen las de los
policías de turno.
Ir a la dirección del registro
civil, toma una mañana entera, este edificio nuevo, con pantallas y sillas por
todas partes resulta nada para las casi 5 horas que toma el trámite.
Fila uno: Se hace una fila de casi 50 personas de toda índole,
género, raza y clase social lo que conlleva escuchar diversos tipos de charlas
y ver buenas y malas caras. Esta primera fila se hace para que te den
un papel con el número de tu cédula y el valor que debes pagar el cual oscila
entre los 10 y 15 dólares según el caso, es decir si es tu primera vez (con la
cédula) es más barato y si ya eres reincidente en perder los documentos como
yo, cuesta más caro; así nos damos
cuenta que la irresponsabilidad, la delincuencia o la razón que sea, tiene su
precio. Cabe recalcar que la persona que
te atiende, tiene un rótulo frente a su computadora que dice sonría, pero tal
vez solo es para el ciudadano porque jamás vi los dientes de la señorita que me
atendió, tal vez los tenía amarillos, tal vez no los tenía, pero lo más cercano
a la sonrisa fue el grito para decir –¡Siguiente!-.
Fila dos: ahora esta fila es para
pagar los 15 dólares, si eres previsivo, seguro habrás ido con algún amigo o
amiga, novio, amante, o conocido que amablemente te quiera acompañar pero en mi
caso dado que mis amigos, novios y amantes son personas trabajadoras me tocó ir
sola, lo que conllevó a que tuviera que esperar 15 minutos más, mientras una
señora mucho más inteligente que yo me adelantó por 20 turnos, porque su
pequeña de 9 años hacía la otra fila. Que pilas la guagua! En esta fila te dan un papelito que incluye un
número, en mi caso el 867, lo cual suena significativo pero de hecho es más que
eso, si el contador está en el 200. Este bonito papel incluye el número de
personas delante de uno, o sea 400(novedad, como que no supiera contar) y el
tiempo aproximado de espera: dos horas.
Fila tres: en este caso no es fila,
es más bien un montón de sillas, con un montón de luces ,con un montón de
gente, con un montón de paciencia….. mentira! todos impacientes por irse, los
niños lloran, los adultos gritan, alguien chupa chupete, los enamorados se dan
besos; en resumen, registro civil…. donde está la civilización en persona. Las
dos horas, que el papel mágico e imperdible indicaba, falló en su predicción. Estuve
3 horas y un poco más sentada meditando mi existencia y aprovechando para leer
un maravilloso libro que me apena haber descubierto tan tarde, Las Venas
abiertas de América Latina.
Cuando ya llegó mi turno y vi en esa
pantalla resplandeciente el 867, parecía como haberme ganado la lotería, por
fin, era yo la escogida, era yo la llamada, era yo!!! Me acerqué al módulo que
me indicaban ,donde la señorita, nuevamente con un rótulo que decía “sea amable”,
apenas si contestó mi saludo y leyó mis nombres
apresuradamente ,cuando le solicité que cambiara mi “instrucción” por superior,
se molestó con mi pedido y un poco y casi arranchándome me quitó mi pobre
título de abogada, para verificar si era cierto que esta pobre inocente fuera
tal abogada, con voz autoritaria me dijo q me pusiera para la foto, no tuve
tiempo ni de sonreír porque todo sucedió de repente, apenas me acomodé ¡pum! el flash, y ni como decirle que me
tomara otra foto porque me veía con cara de suegra (con todo el
respeto a mi futura suegra, que es bastante guapa), con un tímido gracias y sintiéndome
la más horrible de las chicas porque mi foto de la cédula deja mucho que desear,
me retire a esperar mi siguiente fila
Fila cuatro: -Espere a que le llamen
por el nombre -,me dijeron. Otra vez tratando de estar atenta entre tanta bulla
y rogando que pronunciaran bien mi nombre, porque siempre he sido Dianey,
Janet, Diana, hasta mamey creo que me han dicho, o por último se limitan a
llamarme María. Siguientes 20 minutos de espera, e entregaron la
cédula y me di cuenta que con esa foto, tranquilamente figuraría entre los más
buscados y que si algún día me secuestran o desaparezco, les ruego no pongan
esa foto como referencia porque como luzco en la cédula ni ganas han de dar de
encontrarme.
Por fin salí cédula en mano y sintiéndome
otra vez ciudadana del mundo y del país.
La papeleta de votación es otra
gracia que les cuento en la siguiente publicación.